Estalinismo es un término utilizado para referirse a la teoría y sistema político y económico aplicado por Iósif Visariónovich Dzhugashvili en la Unión Soviética, así como por el resto de las corrientes y dirigentes políticos que adoptaron modelos afines en otros Estados. En un principio, el término ha sido utilizado por opositores políticos y pensadores críticos con la figura de Stalin (ligados en gran medida, aunque no necesariamente, a la tradición marxista y comunista), en referencia a un tipo de gobierno o régimen de características hiperpresidencialistas, a menudo identificado con el bonapartismo. Asimismo y por extensión, con él se suelen referir al conjunto de sistemas políticos con elementos comunes o afines a los desarrollados o implementados durante el mandato de Stalin, asociados por estos a Estados obreros degradados, es decir, que experimentaron una serie de transformaciones o deformaciones burocráticas que reprodujeron en su seno nuevas situaciones de dominación y contradicción de clases, lo que los convierte en radicalmente opuestos a la filosofía autogestionaria y democrática del socialismo y las propuestas o prácticas llevadas a cabo por referentes como Lenin y el partido bolchevique.
Estos sistemas se caracterizarían por ciertos procedimientos de control o represión (a menudo arbitraria) hacia la población, la estatización o colectivización forzada y controlada de la economía, con un fuerte monopolio o predominio de la administración del Estado, la instauración y consolidación en las distintas esferas de poder e instituciones de una clase burocrática, perteneciente o fuertemente vinculada a la jerarquía de un partido único identificado con el marxismo-leninismo, la industrialización acelerada (a veces referida a no tomar en cuenta el coste humano y el impacto medioambiental), las movilizaciones y deportaciones en masa, persecución y desaparición de opositores políticos del mismo partido o grupo, y de cualquier posible oposición fuera del mismo. Con estas premisas, otros comunistas y socialistas, así como los capitalistas, por semejanza, analogía o implantación de este sistema, califican de estalinistas a otros regímenes, como los de Corea del Norte (con Kim Il-sung), Albania (con Enver Hoxha) y Rumanía.
Durante su gobierno, Stalin convirtió, la atrasada Unión Soviética en una auténtica potencia mundial con un crecimiento vertiginoso que nunca consiguieron los jefes de estados soviéticos posteriores, quienes llamaron a la desestalinización, . Durante el gobierno de Stalin aumentaron las competencias del control por parte del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, algo considerado necesario por el partido para afrontar la industrialización y la posterior Segunda Guerra Mundial. Es por este motivo que haya quien considere a la extinta Unión Soviética un Estado obrero con deformaciones burocráticas y no un Estado socialista. Hay quienes van más allá al catalogarlo, en especial en círculos trotskistas, como una forma de Estatalización o de Capitalismo de Estado (Tony Cliff).
Estos sistemas se caracterizarían por ciertos procedimientos de control o represión (a menudo arbitraria) hacia la población, la estatización o colectivización forzada y controlada de la economía, con un fuerte monopolio o predominio de la administración del Estado, la instauración y consolidación en las distintas esferas de poder e instituciones de una clase burocrática, perteneciente o fuertemente vinculada a la jerarquía de un partido único identificado con el marxismo-leninismo, la industrialización acelerada (a veces referida a no tomar en cuenta el coste humano y el impacto medioambiental), las movilizaciones y deportaciones en masa, persecución y desaparición de opositores políticos del mismo partido o grupo, y de cualquier posible oposición fuera del mismo. Con estas premisas, otros comunistas y socialistas, así como los capitalistas, por semejanza, analogía o implantación de este sistema, califican de estalinistas a otros regímenes, como los de Corea del Norte (con Kim Il-sung), Albania (con Enver Hoxha) y Rumanía.
Durante su gobierno, Stalin convirtió, la atrasada Unión Soviética en una auténtica potencia mundial con un crecimiento vertiginoso que nunca consiguieron los jefes de estados soviéticos posteriores, quienes llamaron a la desestalinización, . Durante el gobierno de Stalin aumentaron las competencias del control por parte del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, algo considerado necesario por el partido para afrontar la industrialización y la posterior Segunda Guerra Mundial. Es por este motivo que haya quien considere a la extinta Unión Soviética un Estado obrero con deformaciones burocráticas y no un Estado socialista. Hay quienes van más allá al catalogarlo, en especial en círculos trotskistas, como una forma de Estatalización o de Capitalismo de Estado (Tony Cliff).